Durante
30 días estuve en coma, tirado en una cama cuan largo era. Decían,
que parecía un vegetal, que vivía sin sentir ni padecer. Mentira.
Era una antena que captaba todo. Más que nada, aquel taconeo
excitante que acompañaba las visitas de cierta enfermera. Luego supe
que se llamaba Ana.
NOTA: Minirrelato destinado a ser publicado en el blog de Cincuenta Palabras, tristemente desparecido en de 2019,
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