13 mar 2019

Un viudo

Mari, juré una vez de todo corazón estar a tu lado en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separara. Creo que he cumplido, fue fácil, porque nunca fuimos ricos ni pobres, salud tuvimos toda hasta que se nos acabó y fueron llevaderas las enfermedades. Pero la muerte llegó un día a nuestra casa y te apuntó directamente a ti. A mi me citó para más tarde. Pero me cago en el juez, o el cura, que ya no me acuerdo quién ofició el manido rito, que nos puso en aquel dilema. Porque la vida era otra cosa. No olvido las interminables discusiones, enfados, distanciamientos, peleas y demás que padecimos en nuestra vida. ¿Por qué no nos lo advirtieron? Me lo hubiera tomado todo con más paciencia, que los sepas, Mari. Hoy, viudo, aunque rodeado de gente, te echo de menos. Mari, yo te quise, que lo sepas. De verdad, te lo juro, Mari.
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