Una
vez, mi profesor de Lengua empleó la palabra fustigar en uno de sus
discursos. Me impresionó la sonoridad del término y me intrigó el
significado que yo, en aquel momento desconocía. Fustigar me sonaba
a algo agresivo, pero no violento, a algo poético más que
brutal.... Me apropié del vocablo y me pasé una semana haciendo
gimnasia lexical con el término. Así que me hice unas frases que
dejaron boquiabiertos a mis interlocutores habituales. Dije, por
ejemplo, que el viento fustigaba las copas de los árboles, que el
perro pastor fustiga a las ovejas del rebaño, que no estaba bien
visto hostigar la caballerías que tiran de un carro, que... Visto el
éxito de mi iniciativa lexical me retiré. Aquello no daba mucho
para comunicarse con el prójimo. Ya no incluyo en mi vocabulario tal
término. Me siento hostigado, fustigado por el síndrome de la
perfección.
_______ o ______
No hay comentarios:
Publicar un comentario