Abuelo,
¿tú estuviste en la guerra? Sí, me movilizaron a la fuerza.
¿Contra quién luchabas? Contra los malos. ¿Acabaste con todos?
No, los enemigos de entonces, sus hijos y nietos, siguen viviendo.
Entonces, ¿para qué hiciste la guerra? Nunca lo he sabido, te juro
que no lo sé. Pues vaya, no mataste a todos, claro. No, menos mal. Y
eso que tú estabas en un pelotón de fusilamiento... Al abuelo se le
torció el morro y se le acabaron las ganas de hablar. Levantó el
periódico para esconder su turbación. Le vino a la cabeza la imagen
de aquella vez que le obligaron a formar frente a las tapias de un
cementerio y disparar contra unos prisioneros, victimas de un juicio
sumarísimo, a todas luces injusto y vengativo. Aquel recuerdo le
perseguía en todos sus sueños como una maldición. Apretó los
puños y agitó sus patillero buscando ayuda para salir de aquel
ahogo y superar el enésimo brote de ansiedad.
_____ o _____
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