22 jun 2018

La felicidad en pequeños detalles

Alejandra tenía un cuaderno lleno de palabras bonitas que le venían muy bien para darse algún baño de alegría, optimismo o buen humor. Y curiosamente la primera que aparecía en la página doce era mocos. Inocencia, su mejor amiga, no entendía por qué una palabra tan vulgar y nada poética aparecía allí. ¿Tú sabes lo bien que te quedas cuándo puedes dejarte bien limpia la nariz? ¡Claro, era por eso! ¡Ah! Inocencia entendía que mencionara cosas como leer, salvar grillos caídos en el pozo, contar nubes, escuchar el murmullo del agua, adivinar el vuelo de las golondrinas, descubrir un rayo furioso... Pero ya no siguió preguntando por las que aparecían en la página trece, por ejemplo, rascarse, pedo, estornudar.
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