12 mar 2018

Merecida soledad

Se quejaba amargamente de los muchos ratos vividos sin compañía, se desmoralizaba ante la falta de conversaciones a su alrededor y lo resumía, entre resignado y furioso, en una frase lapidaria: A mí ni el gato me dice miau. Un esporádico confidente, por aquello de facilitar el desahogo, le preguntó por el nombre del minino. Pero, ¡si no tengo gato!
_____ o _____

No hay comentarios:

Publicar un comentario