4 sept 2017

Profeta de última hora

Donato, el sacristán de la iglesia de los Desamparados, estaba ya harto de don Cosme, el párroco del lugar. Ante cualquier situación incómoda sólo era capaz de quejarse hasta cansar a su interlocutor. El sacristán lo definía muy bien: habla siempre del problema, nunca de la solución. Por ejemplo, decía que había corriente y no que convenía cerrar la puerta, o que había saltado la luz y no que había que activar el diferencial, o … En fin, don Cosme era un quejica de verdad. Pero hubo un día en el que el viejo sacristán le tuvo que dar la razón. Fue cuando en mitad de un acto litúrgico se cayó encima un gigantesco cirio pascual, que por cierto habia donado la Asociación de Mieleros sin Fronteras, y le atizó en mitad de la coronilla. En aquel momento preciso dijo algo así como llama al sepulturero, Donato. El sacristán, esta vez, no tuvo que pensar por él. Por primera vez.
_____ o _____

No hay comentarios:

Publicar un comentario