29 sept 2017

Homenaje

La orquesta seguía con precisión las órdenes del director y la pieza, hay que reconocerlo, sonaba maravillosamente. Los instrumentos de cuerda, los de viento y la percusión se acompasaban con naturalidad dejando a músicos y público embelesados con tanta armonía. Y de repente ocurrió lo inesperado, todos callaron y quedaron mudos, menos la flauta travesera que empuñaba en aquel momento Ángel Dionisio. Éste, sin dejar la melodía que entonaba, miró sorprendido al director que con un gesto decidido le invitó a seguir. Y continuó. Aquello acabó en apoteosis con la tres notas finales, un sol-fa-re pianísimo, como sólo sabe hacer un maestro. La orquesta puesta en pie aplaudió como aplauden los músicos sujetando los instrumentos como si fueran malabaristas, el público correspondió entusiasmado y Ángel Dionisio sonrió comiéndose las lágrimas de felicidad que le brotaban de sus ojos, mientras con la mano en corazón, no cesaba de hacer reverencias al público y, sobre todo, a los compañeros músicos. Nadie explicó nada, pero no hacía falta. Era un día importante aquel para el protagonista inesperado, ese día cumplía 65 años y era su último día de trabajo. Desde el día siguiente sería ya un jubilado. Y músico siempre.
_____ o _____
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario