El
último tifón que se paseó por la ciudad en la que vivo, tuvo el
sádico detalle de recrearse unos segundos en mi biblioteca,
destrozando todo el orden y concierto que allí había. No hablo del
caos que montó en la casa, por aquello de no extenderme demasiado,
hablo de mis libros. Recuperé todas las hojas de los ejemplares
deslomados y traté de ponerlas en su sitio, recuperando tanto texto
herido. Así ocurrió que hice una segunda, tercera, cuarta y hasta
una enésima lectura de cada uno de mis autores, encontrando un mundo
apasionante y lleno de sugerencias en lo que antes había masticado
con indolencia. Me ha llevado años, pero juro que he disfrutado
hasta el éxtasis con las mil lecturas del mismo texto y con las
discusiones invisibles con los cientos de personajes que viven, sin
yo darme cuenta, en mi casa.
_____ o _____

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