Botellón sin fronteras

Las autoridades locales han iniciado una cruzada contra la costumbre juvenil de beber alcohol en las calles. Dicen querer atajar así las algaradas y borracheras que enturbian el buen ambiente de la ciudad. Y se lo han tomado en serio, ya que tras identificar a los infractores les envían una multa inicial de 200 € que se puede abonar o suplir por unas jornadas de servicios sociales. Esto lo sabemos por el tío Machuca que hace poco ha tenido una experiencia al respecto. Así se lo contaba al abuelo Simón.

-No te lo vas a creer que me han trincado con el botellón.

-No jodas.

-Eran las doce y un minuto cuando me encontré con mi nieto en una calle de esas de ambiente juvenil, cerca de casa. Yo volvía de visitar a mi hermana mayor, enferma la pobre de …

-Cuenta, cuenta...

-El chaval bebía cerveza con otros chicos y chicas que estaban sentados en el suelo y me invitó a un trago. Y va y aparece la policía local cuando estaba dando el primer sorbo. Que se identifiquen, nos dijeron. Para cuando acabaron de apuntar todos los nombres ya me había bebido toda el botellín y estaba medio dormido...

-Eso ya me lo imaginaba. Pero ¿qué pasó?

-Nos recordaron que la normativa exige que a partir de la media noche no se consuman bebidas en la calle y que ya recibiríamos una notificación administrativa. Y nos dejaron ir.

-Pues no fue para tanto.

-Ya, a la semana llegó una carta. Me lo aclaró en nieto. Abuelo, ¿hacemos servicios sociales o pagamos 200 pavos?

- Joder, ¿qué vais a hacer?

- Hemos decidido que servicio sociales.

-¿Qué te van a pedir?

-Ya lo hemos estudiado y, como dice el nieto, mola. El chaval irá a animar recreos en un centro de acogida de menores y yo he elegido acompañar a emigrantes que están aprendiendo nuestro idioma. Sólo tengo que dar conversación.

-Eso no es trabajo para ti.

-La verdad es que no.

-Creo que voy a darle yo también al botellón.

-Por falta de compromiso social que no sea.

-Somos unos filántropos.

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