8 jul 2016

Placeres peligrosos

Mamá-pez adoctrinaba a su pececito sobre los problemas de la subsistencia.
-Mira, tienes que atrapar los insectos que puedas, en el aire o en el agua, también lombrices, gusanos, etc., pero -y aquí se detuvo lanzándole una mirada severa-, cuidado con hacer caso a tu papá.
El pececito levantó las aletas para indicar que necesitaba una mejor explicación.
-A los peces varones les gusta mucho picar anzuelos, porque dicen que son “bocata de cardinale”, el no va más de la microgastronomía, un manjar. Lo malo es que, nadie sabe el porqué, pero todos desaparecen volatilizados después de degustar esas exquisiteces.
-Pero papá es muy listo y sabe qué debe hacer, ¿no?
-Papá es tonto, como todos los papá-pez. ¿Por qué te crees que yo he enviudado 16 veces?
El niño-pez captó la idea, él también trataría algún día de vivir aquella fascinante experiencia.
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