9 may 2016

112, teléfono de urgencia

Doña Mercedes se hace un lío dos veces al año cuando se cambia la hora, es decir, cuando se adelanta o atrasa 60 minutos el último día de marzo o septiembre. Para ella éstas son cosas difíciles de entender, porque su vida apenas se modifica y no encuentra beneficio alguno. El caso es que, la última vez que esto ocurrió tuvo un problema muy serio. Tenía que asistir a un funeral por una más de las muchas amigas o conocidas que abandonaban el mundo de los vivos y, la buena de doña Mercedes no sabía a ciencia cierta en qué hora vivía. Ante la ausencia de recursos para salir de dudas, no quería molestar a familiares, no entendía cómo ver la hora en el teléfono móvil, en el televisor..., se armó de coraje y llamó nada menos que al 112, un número único de asistencia al ciudadano ante cualquier tipo de emergencia en la Unión Europea. El diálogo no tiene desperdicio.
-Dígame, señora, ¿qué le pasa?
-Mire es una cosa muy tonta, pero es que tengo que ir a un funeral y no sé qué hora es, si es que...
-¿Para eso llama?
-Sí, que es muy serio, que tengo muchos años y no estoy para perder una hora en la calle, que esto de cambiar el reloj me hace la puñeta, que me vienen a buscar en coche a las 10:30, que....
-Son las 16:05, señora.
-Muchas gracias, estoy a tiempo para....
-No se lo va creer señora, pero le agradezco que nos llame para solucionar esta emergencia.
-Me alegro, joven, que parece que algunos funcionarios no deben tener madre.
-Se lo digo en serio, señora, estamos para servir a los ciudadanos.
-Ya lo veo, no me lo explique. Muchas gracias. Se lo agradezco.
Y colgó el teléfono, satisfecha de ver que la Administración funcionaba como ella esperaba.
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