Siempre
he admirado a los pioneros del cine mudo que hicieron de un penoso
trabajo una profesión muy apreciada en la primera mitad del S. XX.
Hablo, por ejemplo, del hombre que no sonrió nunca, Joseph Keaton,
conocido después como Buster,
nacido en 1895 y que comenzó a pisar un escenario antes de los 5
años. Le disfrazaban como a su padre, actor de vodevil, y lo
conseguía parodiar con mucho éxito. Su progenitor hacía gracias a
su consta, como lanzarlo por el aire, arrojarlo al foso de la
orquesta y, sujeto por los pies, usarlo como escoba para limpiar el
plató con su peluca. Y así llegó a ser una estrella.
Cómo sería el asunto que al llegar a los 12 años una sociedad de
protección a la infancia, Gerry Society, consiguió por fin parar
aquel espectáculo degradante e inhabilitar por dos años a Joe
Keaton para actuar en USA. Emigraron a Gran Bretaña. Con 22 años
regresó a su país y comenzó a labrar su merecida fama como
comediante, llevando el control absoluto de todas sus películas y no
permitiendo ser doblado jamás por ningún extra. Con 28 años esto
cambió y pasó a trabajar bajo el control de una compañía como
actor, viéndose sometido a la disciplina de un estudio
cinematográfico, MGM, sin más, Y dicen las crónicas que a los 33
años comenzó su declive, relegado a guionista de gags y a
entregarse en brazos del alcohol. Vaya este texto como homenaje a
Stone
Face, Pamplinas o
Cara
de Palo, un
humorista y filósofo, triste, ingenuo, absurdo y humano. Un
personaje que ya con 70 años ayer pude ver con nostalgia en un film
de 1965,
The rail rodder.
Ese mismo año falleció.
_____ o _____
No hay comentarios:
Publicar un comentario