Se
situó en el punto marcado, miró a los lejos buscando su destino y
arrastró la tinta por el camino más corto que pudo. Al final, miró
hacia atrás para contemplar su obra y quedó satisfecho a medias,
pues la raya estaba trazada, aunque bien mirada, no muy íntegra.
-¡Jesús!
-exclamó- Es recta pero no uniforme ¡Qué difícil es cumplir con
Pitágoras!
Pero
aquel pequeño estallido de rebelión pronto quedó neutralizado
cuando la voz interior que tanto le incomodaba se dejó oír.
-Sé
más humilde, que sólo Dios escribe derecho con líneas torcidas.
Y
el pobre tiralíneas hundió su cabeza en el tintero y se quedó a la
espera de un nuevo desempeño. A fin de cuentas él vivía siempre en
conflicto entre la perfección propia de la geometría y las
debilidades de un delineante.
-No
se puede servir al Dios y al diablo -pensó. Y quedó consolado.
_____ o _____
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