Ayer
recibí la urna con las cenizas de la tía Serafina, que falleció
inesperadamente la semana pasada por culpa de un chile descomunal que
se le atravesó en la laringe. Ella previamente había decidido en su
testamento ser incinerada y que sus bienes fueran otorgados al
heredero capaz de ingerir sus cenizas mezclándolas en potajes,
guisos o sopas.
Yo soy, de momento, la única voluntaria de la
familia, pero aún estoy algo indecisa. Seguro que picará, ¿no?
_____ o _____
NOTA
DE AUTOR: Texto
presentado en diciembre-2015 en el concurso Calendario
Microcuentista 2016,
del blog
Internacional Microcuentista - Revista de lo breve
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