7 dic 2015

Lectora voraz

Sólo había una nube en el cielo y, aunque habían anunciado lluvia para la tarde, no parecía que el pronóstico se fuera a cumplir. Pero inesperadamente comenzó a jarrear por mi culpa. Sí, saqué mi paraguas publicitario, con los últimos textos del blog de Juan Badaya impresos en la tela y la nube, emocionada con mis creaciones, se acercó a tan alta velocidad y con tanto desenfreno que descargó todas las gotas de H2O que llevaba en su seno. Ella dejó saciada su curiosidad y yo quedé empapado de vanidad.

NOTA del autor: Texto número 500 del blog. Se da por finalizado el homenaje al autor.
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