Sólo
había una nube en el cielo y, aunque habían anunciado lluvia para
la tarde, no parecía que el pronóstico se fuera a cumplir. Pero
inesperadamente comenzó a jarrear por mi culpa. Sí, saqué mi
paraguas publicitario, con los últimos textos del blog de Juan
Badaya impresos en la tela y la nube, emocionada con mis creaciones, se acercó a tan
alta velocidad y con tanto desenfreno que descargó todas las gotas
de H2O
que llevaba en su seno. Ella dejó saciada su curiosidad y yo quedé
empapado de vanidad.
NOTA del autor: Texto número 500 del blog. Se da por finalizado el homenaje al autor.
_____ o _____
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