30 nov 2015

Muerte literaria

Se asomó tanto al balcón de su casa que al final perdió el equilibrio y cayó de frente, al vacío, sin encontrar ningún asidero que evitara la fatal caída.
Confundido por la certeza de llegar al final de sus días, tuvo tiempo durante el descenso vertiginoso de pensar con serenidad en la fugacidad de la vida y, para su deleite, revivió en su mente el drama del desencantado de Gabriel García Márquez, hasta el punto que llegó a coincidir el final del relato del gran escritor con el estrépito final del impacto contra el suelo. Fue todo un tránsito feliz.

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