13 may 2015

Razones para odiar a un padre

El buen hombre, feliz por haber sido padre de una niña sana y llorona, acudió al juzgado a inscribirla, como mandaban las leyes y las costumbres del lugar.
-Jessie, quiero que se llame Jessie -dijo con una sonrisa que le llegaba de una oreja a la otra.
-No va a poder ser -le replicó el funcionario-, no está recogido en la onomástica oficial. Tendrá que inscribirla con otro nombre -le indicó. 
-Pero si es un personaje de una serie de televisión que vemos en casa todos los días -se defendió el padre.
-No, tendrá que ponerle un nombre admitido en el noménclator oficial, no hay más que hablar.
-¿Cuál es el nombre que más se parece?
-Jaimita -le contestó el leguleyo con desgana.
-Pues póngale Jaimita -propuso el padre- que será Jessie toda la vida.
Aquel hombre fue un mal profeta.

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