Estoy
en prisión condenado por esas cosas del carácter y del malvivir que uno tiene. El psicólogo de la cárcel ha trazado un plan
personalizado de rehabilitación que me hace seguir a rajatabla. Pero
se equivoca de cabo a rabo poniéndome un póster “relajante” en
la pared de la celda. Dice que me serenará, cuando en realidad me
enloquece. Mañana le colocaré en el pescuezo el punzón que tengo
camuflado en mi cepillo de dientes hasta que confiese si en esa
jodida playa está amaneciendo o lo que veo es la puesta del sol.
¡Por mis muertos!
.... ... ...
NOTA DE AUTOR: Texto presentado en enero-2015 en el concurso Calendario Microcuentista 2015, del blog Internacional Microcuentista - Revista de lo breve.
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