El
abuelo Simón afirma rotundo que nunca se ha vivido mejor que en los
tiempos actuales. Y es que él mira la historia por encima del
presente.
-¿Cuántos
pantalones teníamos en el armario hace 50 años, eh? -le espetaba a
su colega Machuca-. ¡Dos! Uno para diario y otro para los domingos
-le explicaba levantando los dedos índice y corazón de su mano
derecha. Y no cejaba en su diatriba-. Y ¿cómo se hacía la colada?
¿Quién iba en coche? ¿Cómo aguantábamos el frío en invierno?
-Los
tiempos cambian una barbaridad -asentía el tío Machuca con una
puntualización-. Ahora hay más bienestar que felicidad...
Y
el abuelo Simón se quedó en silencio, porque no tenía nada que
replicar a su colega. Este, envalentonado por el éxito dialéctico,
se aventuró a seguir filosofando.
-Además,
todos tenemos más cultura...
-No -le replicó de
inmediato el abuelo Simón-. Cultura es la acumulación de
conocimientos de muchas generaciones para vivir mejor, osea -y
sentenció remarcando las sílabas-, para ser felices...
Un golpe seco cortó el
discurso del abuelo Simón. El culpable era el tío Machuca que en
primer lugar se durmió y después, siguiendo las leyes inexorables
de la física, se cayó del banco. Sobresaltado sólo supo decir...
-Es que el banco
resbala...
-Con gente como tú no
progresará jamás la humanidad -le espetó el abuelo Simón, molesto
por el escaso eco de sus palabras. Y se puso a mirar a lo lejos,
ignorando por completo a su dolorido compañero de tertulia.
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