30 jun 2014

Cómo romper la rutina escolar

El profesor presentó a su alumnado un texto plagado de modismos y frases hechas. Estaba orgulloso del ejercicio, ya que era de su propia cosecha y se adaptaba bien a los objetivos planificados. Indicó a sus alumnos un enlace en la web y esperó a ver en pantalla los primeros resultados.
Los estudiantes se enfrascaron rápidamente en la lectura e interpretación de un diálogo un tanto forzado entre dos viejos amigos. Era éste:


-Me costó un ojo de la cara ascender a secretario del comité, ¿te acuerdas? -decía uno.
-A mí me salió caro pasar muchas horas echando canas al aire en vez de centrarme en la organización -decía el otro.
-Pero todo se fastidió cuando puse la mano en el fuego por aquel compañero de partido que acabó en la cárcel por meter la mano en el cesto -insistía el uno.
-Reconozco que yo metí la pata en ese caso -confesaba el otro.
-Se me hizo un nudo en la garganta cuando el comité me exculpó -se sinceró el uno.
-Es que siempre hemos sido gente de peso en la organización -añadía el otro.
-La verdad es que nos hemos roto el alma por el partido -afirmaba el uno.
-Nos ha costado un riñón defender nuestras ideas, está claro -sentenció el otro.


Al poco el profesor observó cómo sus discípulos iban subrayando los modismos y frases hechas e indicaban con bastante acierto su significación. Pero se quedó muy sorprendido cuando vio en pantalla las conclusiones de Juanito Agudín. Decía:


Son dos amigos que se llaman Uno y Otro. Cuentan cosas que les ha pasado en la vida o cosas que han hecho. Por lo que yo deduzco lo siguiente:
El Uno es tuerto, tiene quemaduras en una mano, habla con voz ronca y tiene rota el alma, algo que yo no sé cómo puede ocurrir.
El Otro tiene que ser calvo, andar mal de una pata, está gordo y además, como le falta un riñón, debe andar con diálisis.
La verdad es que están los dos para el arrastre.


-Juanito, ven aquí -gritó el profesor.
El alumno que se temía lo peor, retrasó lo que pudo el paseo, lo cual sirvió para que el docente contara hasta diez y le preguntara directamente a aquel alumno vacilón el significado de “estar para el arrastre”.
-Es un modismo, don Luis.
El profesor guardó silencio y sonrió para sus adentros. Aquel niño llegaría lejos, pensó.

_____ o _____

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