El porqué de la nobleza.

Los descendientes del marqués de las Esencias Reales, don Flátulo del Cuescón y Parma, están orgullosos de su ascendencia y pedigrí. Se saben dueños de un apellido ilustre y elegidos por el destino para llevar sin sobresaltos una vida de bienestar y ocio permanente. Tienen la certeza profunda de pertenecer a la casta de los prohombres del país, todo ello fundamentado en una larga hoja de servicios a la corona.

Efectivamente, la historia de este título comenzó 12 generaciones ha, cuando uno de sus antepasados recibió el título de manos del mismo rey en pago a su fidelidad y servicio, ya que durante 30 años fue asistente en las letrinas reales, cumpliendo a satisfacción del monarca en las tareas de apoyo, estímulo y consuelo en las actividades escatológicas del rey. La calidad del servicio y verosimilitud de esta historia queda fuera de toda duda al observar su escudo de armas, pues en él figura un orinal de dos asas con la efigie del fundador de la dinastía esmaltada en oro de 24 quilates en el fondo.
Ni que decir tiene que esta historia no resta ni un ápice de orgullo a la noble familia del Marqués de las Esencias Reales.

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