El
famoso meteorólogo fue detenido en el aeropuerto y tratado como un
delincuente peligroso, sufriendo un duro interrogatorio y humillantes
cacheos.
Parece
ser que el caballero se puso muy nervioso en una de las preguntas
rutinarias de la aduana y el cabo Fernández lo tomó por un narco al
que debía detener según la ordenanza.
-¿Qué
le ha preguntado? -le inquirió más tarde el sargento.
-Su
profesión...
-¿Y
qué le ha contestado? -insistió el mando superior.
-Metereo...,
metorólo..., meteorólogo –me dijo tartamudeando y confuso.
-¿No
sabe usted que todos nos equivocamos en eso? -le reprendió el
suboficial de policía.
Pero,
mi sargento, eso no me lo enseñaron en la academia...
-Fernández,
usted se calla -y añadió-. Se dice hombre
del tiempo, ¿me oye?
Aunque sea una mujer.
_____ o _____
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