3 mar 2013

El superviviente

Logra introducirse durante unos minutos en su casa, el tiempo necesario para despistar al policía que le persigue. En realidad la vivienda es de otros, pero es cuestión de disimular. Se hace pasar por un nuevo inquilino que camina despacio escaleras arriba haciendo tintinear unas llaves que le sirven de coartada. Al llegar a la azotea estudia los sumideros, la cubierta, los desagües..., todo vale con tal de despistar a los vecinos curiosos que le observan desde los cálidos interiores de sus apartamentos. De paso, observa si está despejada la zona de retirada.
Es otro día más, piensa, en el que ha sorteado la humillación de la autoridad que en cuanto lo encuentra le recrimina sin miramientos su miseria con frases de manual.
Ideal.es
-Ser un mendigo es muy fácil. ¡No haces nada! ¡Parásito!
-Y ¡una mierda! -le contesta ofendido-. Ya quisiera verte a ti en mis condiciones -le espeta para acabar echándole en cara un insulto que no se había escuchado jamás-. ¡Acomodado!
Respira aliviado, hoy ya se librará de la retención, del interrogatorio. Camina ya por la calle en dirección a su aposento, una suite con cartones de primera categoría (grandes, apilables, modulares y secos) que le cobijarán durante la noche, en un puente de la circunvalación donde todavía le queda pelear por ser alguien entre los sin-techo.
_____ o _____

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