18 mar 2013

Concierto nocturno


–Mi insomnio será mi mejor aliado, no lo dudes –le gritaba el músico a una semicorchea que bailaba indisciplinada entre sus dedos–. ¡Vas a sonar como yo quieraaa!
Era entrada la noche y el vecindario aceptaba comprensivo los excesos del creador de melodías y de conversaciones inverosímiles que vivía en el 3º A , dueño de un piano cosido a golpes y caricias incontables.
–Conseguiré que los bemoles y sostenidos tremolen en mi meñique y que tú respetes la melodía, ¡so zorra! –insistía ofuscado el músico insomne que no aceptaba las salidas de tono.
Doña Mercedes, la del 2º A, rendida de sueño y no tan satisfecha con las melodías que la arrullaban, tomó la escoba y soltó tres golpes sobre el techo, eso sí, respetando el ritmo impuesto.
–¡Joder, doña Mercedes! –protestó el artista–. ¡Es la jodida semicorchea...!
Rosa, la del 4º B, amamantaba a su bebé y sonreía mandando energías positivas a los duendes del pentagrama. El camionero del 4º C, Damián, se reía para sus adentros. Él también tenía insomnio y disfrutaba del concierto coral que todas las noches ascendía por la fachada y penetraba en su habitación.
Al amanecer, la semicorchea entró en razón y sonó una melodía que todos pensaron que llegaba desde el mismo cielo.
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