–Mi
insomnio será mi mejor aliado, no lo dudes –le gritaba el músico
a una semicorchea que bailaba indisciplinada entre sus dedos–. ¡Vas
a sonar como yo quieraaa!
–Conseguiré
que los bemoles y sostenidos tremolen en mi meñique y que tú
respetes la melodía, ¡so zorra! –insistía ofuscado el músico
insomne que no aceptaba las salidas de tono.
Doña
Mercedes, la del 2º A, rendida de sueño y no tan satisfecha con las
melodías que la arrullaban, tomó la escoba y soltó tres golpes
sobre el techo, eso sí, respetando el ritmo impuesto.
–¡Joder,
doña Mercedes! –protestó el artista–. ¡Es la jodida
semicorchea...!
Rosa,
la del 4º B, amamantaba a su bebé y sonreía mandando energías
positivas a los duendes del pentagrama. El camionero del 4º C,
Damián, se reía para sus adentros. Él también tenía insomnio y
disfrutaba del concierto coral que todas las noches ascendía por la
fachada y penetraba en su habitación.
Al
amanecer, la semicorchea entró en razón y sonó una melodía que
todos pensaron que llegaba desde el mismo cielo.
____ o ____
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