26 dic 2025

Secretos que llegan del Caribe

Cuando murió el abuelo vaciamos su cuarto y nos llevamos una buena sorpresa. Encontramos en el doble fondo de un cajón un enorme pistolón. Por su antigüedad creemos que era de un tatarabuelo que estuvo en Cuba en tiempos de la independencia de la isla. Encontramos también un manojo de cartas que eran de una mujer que no vacilaba en firmar como amante del susodicho. Pronto supimos por qué el abuelo conservó las cartas. En cuanto las empezamos a curiosear quedamos magnetizados. Desde luego, los nietos  hechizados. Para empezar, eran deliciosamente románticas con frases como “mi corazón no conoce reposo desde nuestra forzosa separación. Cada día que pasa sin la luz de sus ojos es un tormento”. Mi hermana que lo leía en voz alta nos ponía la carne de gallina. Más adelante desvelaban un secreto familiar del que no teníamos ni idea. Citaba a “nuestro pequeño Fidel, nuestro hijo amado que ha estado con fiebres; él es mi mayor tesoro, después de usted”. O sea, comenté yo, teníamos o tenemos familia en Cuba. Y nadie nos ha dicho nada, añadió la hermana. Acabamos de descubrir un secreto familiar, murmuró una prima. ¡La madre que nos parió! Era mi padre que con una cara de sorpresa indisimulada iba más lejos. Si al nombre de Fidel añadimos el apellido familiar ¿qué pasa? Nos quedamos mudos. Estábamos hablando de un dirigente de la Revolución cubana. Acabamos sellando un nuevo pacto familiar. Por lo menos otras tres generaciones guardando el secreto, ¿no? Asentimos todos.

NOTA: Texto presentado en el concurso de Creatividad Literaria en la modalidad de cuento breve en noviembre de 2025. Condiciones y tema: Entre 1000/1500 caracteres y "embrujados" como tema. Finalista. 
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