28 may 2025

El hombre verde que vive en un jardín

Compró una caja de semillas de “césped universal” y se leyó las instrucciones detenidamente. Antes, el vendedor le había explicado que tenía que esparcirlas a voleo por el suelo y echar encima un sustrato de humus que animara a las semillas a germinar. Imprescindible, hizo énfasis en esta palabra, era regar abundantemente, no pisar y poner un espantapájaros para que los pajarillos no se las comieran. Esperó una mañana nublada de abril y se puso a trabajar en su diminuto jardín, siguiendo el método de siembra paso a paso. Era una parcelita de unos 30 metros cuadrados en la parte delantera de una urbanización con un centenar de adosados clonados a la perfección. En el envase decían que en un mes vería crecer la hierba y que hiciera un corte en cuanto alcanzaran los 10 cm. Y ahí empezaron sus nuevas rutinas: Observar los brotes, espantar gatos y aves, regar y hablar con el espantapájaros que, por cierto, llevaba una ropa que le resultaba familiar. Esta quietud de jubilado se rompió una noche de tormenta en la que toda la urbanización se inundó y dio al traste con el empeño. Solo quedó en pie el espantapájaros que parecía sonreír bobamente, ajeno a la tragedia vegetal. El jubilado se resignó, y sintió simpatía por su compañero superviviente, más cuando vio a los pocos días que en su sombrero y ropa comenzaban a aparecer brotes de la hierba que él tanto había deseado. Sintió una alegría inmensa y, desde aquel momento, consideró que tenía ya un amigo para siempre.

NOTA: Texto finalista presentado el concurso de cuento breve de Creatividad literaria en abril de 2025, Tema y condiciones:  "Lluvia en abril" y 1000/1500 caracteres incluyendo espacios.
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