26 jul 2024

Monasterio relajado

En la abadía de San Telmo vive Fray Siro de Letrán, un monje famoso por su misticismo y santidad. Cuando entra en éxtasis es capaz de permanecer inmóvil y traspuesto con los ojos vueltos hacia su interior, contemplando, eso dice luego, toda la inmensidad del cielo, los ángeles, arcángeles, querubines y un sinfín de santos y vírgenes que honran y gozan de Dios. Sus estados de abducción divina duran horas y son los monjes del monasterio quienes permanecen a su alrededor en espera de una manifestación celestial que compartir juntos. El abad, hombre anciano y prevenido, tolera la situación, aunque ya ha reconvenido a Fray Siro de Letrán. Hermano, le amonesta, vos sacáis ventaja de vuestras visiones, siempre coinciden con los momentos de trabajos comunitarios, siempre se dan junto a espacios cálidos y siempre os recuperáis a la hora de pasar por el refectorio. Veo que vuestra alma goza mientras que procuráis poca mortificación a vuestro cuerpo. En adelante, le propone, acudid al claustro, junto al brocal del pozo, y esperad a que se manifieste el creador. Allí sus visiones serán igual de provechosas para vuestra alma, le anuncia. Obedece fray Siro de Letrán, que pronto ve cómo sus raptos de éxtasis son pronto interrumpidos por estornudos que le sacan de sus arrebatos y le provocan calenturas que el hermano boticario calma con hierbas. El abad presto endereza la situación y le indica el siguiente paso: Hermano, volved a vuestra celda, que en la soledad Dios se manifestará igualmente. Marcha el fraile visionario y por fin respira su superior. Por fin, exclama, tendremos a todos los monjes cumpliendo sus labores sin que les distraiga, que me perdone el que todo lo ve, este petimetre.
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