En casa del herrero, cuchillo de palo
El fabricante de cajas fuertes recibió la visita de un grupo de policías seleccionados para un curso de técnicas utilizadas por los cacos para abrir cajas de caudales. El profesional se esmeró en mostrar los mecanismos de seguridad, las garantías de sus productos y las malas artes de los amigos de los ajeno para burlar la seguridad prometida. Todos quedaron encantados y convencidos de que a partir de entonces mejorarían en sus pesquisas en este tipo de delitos. Al acabar la fecunda jornada surgió un espontáneo intercambio de experiencias que todos siguieron con atención. Pero lo que nadie oyó fue la respuesta que dio la esposa del fabricante de cajas fuertes a un sargento veterano y con experiencia que le preguntó al oído: ¿Usted dónde guarda sus joyas? Las escondo en un saquito de tela sujeto con un imperdible en las cortinas del dormitorio, confesó tapándose la boca con un dedo.
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