6 may 2022

Picarescas compartidas

El diálogo entre el cajero y el cliente resultó ciertamente kafkiano. Yo mismo fui testigo de primera línea en aquella fila del supermercado. ¿Paga en metálico o con tarjeta? ¿Hay otra opción? Sí, salir corriendo, dijo irónico. Yo soy pobre, no me importaría echar a correr con tal de ahorrar. Pruebe, tiene posibilidades, que yo soy torpe y gordo. Además tengo seguro y me cubre. El cliente, pareció sopesar la proposición, me miró a mí que estaba justo detrás, entornó los ojos, encogió los hombros y optó por aceptar la vida resignada que parece le correspondía llevar. Pagó.

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