28 feb 2022

Abandono

Oyó un balbuceo y un conato de lloros cuyo origen identificó en el contenedor de basura que tenía más cerca. Se cercioró de que eran reales y se acercó a ver quién los producía. Levantó la tapa y distinguió un bulto que se movía. No tuvo dudas, eran humanos. Tomó en sus manos aquello y se encontró con un bebé que era la misma imagen de la indefensión y el desamparo. Abrazó a la criatura con tanto ardor que le traspasó todo el calor que pudo. Tanto, tanto que revivió. El resto ya lo hicieron los servicios asistenciales a los que llamó.

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