1 ene 2020

Mi escuela literaria

Los primeros cuentos breves que conocí me cautivaron. El autor era Julián, omito el apellido por deferencia, el peor alumno de la clase, un gamberro que no respetaba la literatura, ni las matemáticas, ni el orden natural. Este pudo ser el primero:

"Van dos y se cayó el de en medio".

Me dejó un tiempo pensativo e intrigado. Además me entraron unas ganas de emulación de la que aún no me he librado. El segundo no se quedó a la zaga:

"Va un caracol y derrapa en una curva".

Lo completó unos días más tarde cuando el profesor nos pidió crear un pareado. Ya se sabe, dos versos que rimen de once sílabas. Pues mi compañero, Julián, no tuvo empacho en soltar algo así como:

Hallé en una ventana vacía

una gran serpiente que se reía.

El profesor se enfadó mucho por su falta de coherencia y le llamó de todo. Desde entonces admiro mucho a Julián, callo de nuevo el apellido por lealtad, y repito, dejó una impronta en mi estilo. Humildemente lo reconozco.
____ o _____

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