Los
primeros cuentos breves que conocí me cautivaron. El autor era
Julián, omito el apellido por deferencia, el peor alumno de la
clase, un gamberro que no respetaba la literatura, ni las
matemáticas, ni el orden natural. Este pudo ser el primero:
"Van
dos y se cayó el de en medio".
Me
dejó un tiempo pensativo e intrigado. Además me entraron unas ganas
de emulación de la que aún no me he librado. El segundo no se quedó
a la zaga:
"Va
un caracol y derrapa en una curva".
Lo
completó unos días más tarde cuando el profesor nos pidió crear
un pareado. Ya se sabe, dos versos que rimen de once sílabas. Pues
mi compañero, Julián, no tuvo empacho en soltar algo así como:
Hallé
en una ventana vacía
una
gran serpiente que se reía.
El
profesor se enfadó mucho por su falta de coherencia y le llamó de
todo. Desde entonces admiro mucho a Julián, callo de nuevo el
apellido por lealtad, y repito, dejó una impronta en mi estilo.
Humildemente lo reconozco.
____ o _____
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