En
la cuadrilla de amigos alguien preguntó cómo nos imaginábamos el
cielo. Dado que todos somos ya de una cierta edad, de incierta nada,
las respuestas fueron previsibles. Que si no faltarían restaurantes
con estrellas Michelín, que si unos increíbles paisajes para hacer
senderismo, que si una butaca junto a una chimenea leyendo día y
noche, que si unas series en el televisor para pasar días
contemplándolas, que si el calor y cariño de quien sea, que si salud...
Pero, algo falta ¿no? preguntó el que hasta hace poco era profesor
de filosofía en la universidad. Sí, gritamos todos al unísono, ¡la cerveza! Y todos
lo celebramos levantando nuestra
copa de vino. Se ve que los viejos tenemos recursos para todo.
______ o ______
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