26 jul 2019

Cuando en la escuela había pluma y tintero

Como Angel Doce era un alumno espabilado, el maestro le pedía algunos esfuerzos extras para el buen funcionamiento del aula. Por ejemplo, tenía que proveer de tinta a sus compañeros. Angel volcaba en una botella de cuello ancho una cucharada de un polvo oscuro, la llenaba de agua hasta el borde, colocaba un tapón, agitaba el recipiente y luego iba sirviendo el líquido en el tintero de cada pupitre. Así aprendíamos todos caligrafía en letra bastardilla. Como lo hacía tan bien, el maestro le encargó, además, que preparara la leche que nos daban a todos los niños de la posguerra. El procedimiento era parecido. Llenaba una cantina de agua caliente, volcaba tres cazos de leche en polvo y los agitaba con un cucharón para conseguir una leche homogable con la de la peor vaca del pueblo. Se esforzaba por evitar los grumos y hay que reconocer que no siempre lo conseguía. Pero un día provocó el enfado del maestro, don Gerardo, porque la leche cambió un poco de color. Es que me he confundido y se me ha caído un poco de polvo de tinta, lloraba. Dio igual, porque nos la bebimos todos, menos Quique, el hijo del boticario.
_____ o _____

No hay comentarios:

Publicar un comentario