19 jun 2019

Cosas de un hombre solo

Me decía ella que cuando más apretaba el frío lo mejor era la cuchara. ¿Cómo que la cuchara? Pues eso, me explicó, te metes en la cama y te ajustas a tu marido como se ajustan las cucharas bien plegadas en el cajón. La miré a los ojos, Brillaban. Una sonrisa cómplice se escapaba de su boca. Sonreí. No es mala idea, le dije, la aplicaré en cuanto se den las circunstancias, le mentí.
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