El
nombre de mi hermana no
se debe mencionar en vano. Hay que atenerse a las consecuencias.
Rosalinda es hija, nieta, biznieta y tataranieta, que se sepa, de
otras tantas mujeres de nombre Rosalinda. Todas ellas tuvieron
poderes y sabemos de alguna antepasada que
estuvo muy cerca de la hoguera. La
familia arrastra una historia oscura, pero la gente de alrededor nos
teme y respeta, porque una ofensa, un mal gesto o un desprecio puede
acarrear daños irreparables. El vecindario sabe que las mujeres de
mi familia manejan un arma temible, el mal de ojo.
NOTA:
Texto presentado el 29-3-19, en la XII Edición de Relatos en
Cadena, concurso de microrrelatos de la Cadena Ser, cuya condición
de inicio es dar comienzo al relato con la última frase o fragmento
del cuento ganador de la semana anterior. +
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