Me
dice el doctor que la envidia pesa, que es una materia densa y
perniciosa que se nos acumula en el cuerpo y envilece el pensamiento.
Particularmente a ti, me dice, que cultivas mucho esta baja pasión.
Yo acepto el diagnóstico, porque es verdad, soy muy envidioso, sufro
cuando los de alrededor tienen más que yo, ya sea fama, belleza,
amistades, bienestar o posesiones. Me pudro por dentro hasta el
insomnio crónico. Yo se lo extraigo con mi succionador de tercera
generación, me propone el médico. Dicho y hecho. Me introdujo una
jeringuilla en forma de berbiquí espasmódico por el sobaco y
extrajo una sustancia de color y olor indescriptible. Desde el primer
momento sentí un tremendo alivio. Ahora, la gente se me hace
indiferente, ya ni les miro, me da igual. Hasta empiezo a engordar.
Tienes que volver cada mes, me dice el médico, que tú eres mucho de
padecer esa patología. Ya veo que hay médicos buenísimos, le haré
caso.
_____ o _____
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