28 dic 2018

Pues vale

El maestro lo decía claramente: Hay dos clases de historias, las que hablan de los demás y las que tratan directamente de uno mismo. Las primeras son a menudo insulsas, las segundas interesantes. Juan Badaya se mostró dubitativo. Quizás debería dejar de escribir, se dijo. ¡No, no, no!, gritaron sus lectores, ¡tus textos nos gustan de todos modos! Allá vosotros, amenazó, quedáis condenados para siempre a ser torturados por mis demonios. ¡Bien!, exclamaron todos al unísono, ¡nos gustan!
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