Paúl
era un niño difícil de engañar. Siempre miraba profundamente a los
ojos de sus interlocutores y presumía de leer los pensamientos
ajenos, sin necesidad de intercambiar palabras. Con la boca se miente
y se disimulan las intenciones, explicaba. Un día su maestro, que ya
atisbaba estas cualidades, se interesó por este don tan extraño y
recibió una respuesta sorprendente y obvia. Mire, mis padres son
sordomudos, lo sabe ¿no? Pues eso, que yo sé lo que quieren, porque
lo leo en sus caras. Desde aquel día el maestro se esforzó por ser
siempre muy sincero.
____ o ____
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