17 ago 2018

Lectores feroces

En el Club de Jubilados hay muchas peleas sordas, de ésas que no se oyen, pero que se ven, por la posesión del periódico de cada día. Allí, el que lo pilla primero se lo queda durante al menos 1 hora. Malo es que alguien interrumpa la lectura y emprenda conversación con un colega, porque en ese caso la posesión de tal tesoro se prolonga y da lugar a discusiones menos sordas. El responsable de la biblioteca del Hogar del Jubilado, pensionista veterano como es de suponer, ha tratado de corregirlo, adquiriendo dos ejemplares por día, pero persisten los problemas. Ahora está probando otra nueva solución. Inspirado en el El hombre de la rosa de Umberto Eco, ha untado con una salsa picante el ángulo inferior derecho de las hojas de cada ejemplar. Espera que, siguiendo la vieja costumbre de pasar página después de impregnar con saliva el dedo índice para así arrastrar mejor la hoja, espera, repito, que los lectores posesivos sientan un escozor especial en los labios que les obligue a abandonar la presa. Por si acaso, ha elegido una salsa especial para celíacos. La prudencia que no falte.
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