8 nov 2017

Triquiñuelas de la telefonía

-Ayer tuve que hacer una consulta telefónica a un 902 sobre una tarjeta de esas de fidelización y acabé cabreado, como siempre.

-A mí no me gusta nada llamar a los números 902... Aplican tarifas como si fueran piratas del Caribe.

-Pues eso fue lo que tramaron hacer conmigo. Primero charlé con una máquina en un diálogo de sordos, a la quinta nos entendimos. Luego se me puso al habla una operadora, me pasó con el jefe y ya me obsequiaron con una música enlatada. En los cinco minutos que aguanté fisgué en Internet cuál era el coste de las llamadas a estos números.

-Un escándalo.

-Corté, harto de la tonadilla, pero más tarde, apremiado por la necesidad, llamé de nuevo. Tuve que identificarme en el teclado del teléfono marcando los dígitos de mi tarjeta, 630... Cuando acabé mi parlamento escuché una voz masculina: “Usted ha marcado el número 730..”. Me llevaron los demonios y solté aquello tan racial de ¡A la mierda! Y colgué.

-Qué bruto.

-¿Crees que marcando en el teclado confundo el 6 con el 7? No están ni juntos en el teclado del móvil... Era una maniobra dilatoria para alargar los minutos de tarifación.

-¿Tan perversos son?

-Peor, van con voz inocente, pero te sangran. No les llamo más en mi vida

-Pero no has resuelto el problema.

-No. Ya habrá otra vía. El abuelo Simón no se rinde.
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