5 jun 2017

Lecciones entre madre e hija

El enamoramiento es una alteración del equilibrio personal, explicaba la madre a su hija adolescente. No es más que un exceso de testosterona y estrógenos. Se pasa, le advirtió, y no queda más que lo que hayas hecho antes sensatamente. La madre, separada desde hacía poco tiempo, se quedó tranquila, creía que había dado un sabio consejo. Pero no fue así del todo, que le quedaba mucho por aprender. Porque la chiquilla, que parecía embebida en una de las múltiples redes que atendía diariamente en su celular, levantó los ojos, miró fijamente a su madre y sonrió. ¡Ya! Ese cuento ya me lo sé, que me han contado que luego la adrenalina, la dopamina y la serotonina mantienen la atracción, o adicción, hacia tu pareja durante un tiempo, ¡ja! La madre se quedó de una pieza. ¿Cómo sabes eso? Lo estoy leyendo, y le enseñó la pantalla del móvil. Dicen que después viene el apego para criar la prole y que en esa etapa funcionamos con hormonas como la oxitocina y la vasopresina. A ver, pásame el enlace, pidió la madre. Lo leyó en voz alta: “Al parecer, la oxitocina es la hormona principal en el amor, ya que ésta nos hace sentir mal e incompletos cuando no está cerca la persona que amamos...”. Las dos mujeres se miraron a los ojos y la conversación ya fue totalmente espontánea. A mí me falta oxitocina, se quejó la madre. Y a mi testosterona, estrógenos... añadió la hija. Grandes carcajadas acompañaron estas afirmaciones. Y se fundieron en un abrazo sin preguntar que hormona lo provocaba.
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