26 dic 2016

Igualmente


Doña Mercedes ha salido esta semana de compras con intención de mantener la despensa como mandan los cánones navideños, lo justo y necesario por un lado y lo típico y excesivo por otro. Todos los tenderos la han atendido amablemente y le han deseado “felices fiestas” y, alguno más preciso, “feliz navidad”. A todos ellos doña Mercedes les ha respondido que “igualmente”, que es lo menos que se les puede ofrecer, decía, que sean tan felices como ella, que es dichosa en abundancia. ¡Qué bien vivirían ustedes, les decía, si tuvieran la felicidad que yo tengo! Pues no está mal, le contestó alguno, es usted muy equitativa deseando a los demás lo que usted goza. Y ella, ufana y crecida, regresó a su casa con el objetivo cumplido, había hecho vida social y resuelto el problema de intendencia doméstica. En el camino se cruzó con Richar, el mendigo habitual en su calle, y con el automatismo de todos los días le ofreció unas monedas. Pero con el automatismo navideño adquirido en la compra se le escapó el deseo más convencional del momento, “feliz navidad”, dijo, y el mendigo, muy correcto él, le contestó con un “igualmente”. Doña Mercedes se quedó perpleja. ¿No le estaría deseando a ella ser igual de feliz que él? Le miró con cierto desdén, convencida de que aquel hombre era sólo un desgraciado y se retiró con aires de ofendida. Por lo noche, en una interminable conversación telefónica se lo contó todo, con pelos y señales, a su amiga Pepita del Amo, profesora jubilada, que, sin más le lanzó una pregunta. ¿No sabes quién era Diógenes? Un filósogo griego que vivía rodeado de escasez, con lo mínimo necesario, dormía en un tonel en plena calle y... ¿Era feliz? Le interrumpió. Mucho, chica, fíjate, el mismísimo Alejando Magno le admiraba y un día que le visitó le preguntó qué era lo que deseaba que él se lo concedería al momento. Pues, ¿sabes que contestó Diógenes de Sínope? Que se apartara, por favor, que le estaba quitando el sol... Imagínate lo feliz que debía ser. Doña Mercedes se quedó pensativa y aquella noche dio muchas vueltas a la idea de que la felicidad era un misterio para ella. 
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