A
media mañana la gentes del lugar se juntan en el manantial de la
aldea para llenar sus cantinas y bidones. Todos son vecinos y todos
carecen de agua potable en casa, por lo que acuden diariamente al
abastecimiento. Hay curiosos personajes.
Esteban Lua es el encargado de mantener el orden y buen uso del manantial, por eso lleva una gorra con el anagrama de la aldea y sopla un silbato para marcar los tiempos de aprovisionamiento. Está orgulloso de ser la autoridad y hace uso de ella para atizar bastonazos a discreción en los altercados que suele haber.
Eulalia Sinde exhibe un embarazo evidente. Está orgullosa de su nuevo estatus de casada y de madre en breve, y parece convencida de que alrededor de su cabeza luce un aura que le abre todas las puertas, incluso le facilita el llenado de un cántaro que todos le ayudan a colocar en la cabeza.
Esteban Lua es el encargado de mantener el orden y buen uso del manantial, por eso lleva una gorra con el anagrama de la aldea y sopla un silbato para marcar los tiempos de aprovisionamiento. Está orgulloso de ser la autoridad y hace uso de ella para atizar bastonazos a discreción en los altercados que suele haber.
Eulalia Sinde exhibe un embarazo evidente. Está orgullosa de su nuevo estatus de casada y de madre en breve, y parece convencida de que alrededor de su cabeza luce un aura que le abre todas las puertas, incluso le facilita el llenado de un cántaro que todos le ayudan a colocar en la cabeza.
Rael
es un niño mendigo que malvive de dar pena. Sabe que es lo más
inteligente que puede hacer, suscitar la piedad entre sus convecinos,
así que hace cola en actitud humilde, espera su turno y carga un
pesado bidón con el que podrá conseguir un plato de comida cuando
realice el trueque con una anciana del lugar.
El señor Hermes se sienta plácido a la sombra del árbol que él mismo plantó en su juventud. El ayudó a abrir el pozo, preparó el brocal y él mismo en persona colocó la polea que aún siguen usando. Cada vez que alguien hace asomar el balde lleno de agua, el abuelo Hermes se siente orgulloso. Él trajo el progreso a la comunidad.
Sony Butama es el enfermero del lugar. Él es el responsable de garantizar la potabilidad del agua y él es el que ha conseguido colocar un dosificador de cloro en la pared interior del pozo. Le costó mucho convencer al intendente y, precisamente por eso, está eufórico por su aportación a la comunidad.
La
señora Paula Par es una gran conversadora y siempre resulta
entretenido estar en la cola cerca de ella, por sus comentarios
amenos y su buen humor. Ella también está muy satisfecha de su
personalidad y disfruta mucho en el ir y venir a por agua.El señor Hermes se sienta plácido a la sombra del árbol que él mismo plantó en su juventud. El ayudó a abrir el pozo, preparó el brocal y él mismo en persona colocó la polea que aún siguen usando. Cada vez que alguien hace asomar el balde lleno de agua, el abuelo Hermes se siente orgulloso. Él trajo el progreso a la comunidad.
Sony Butama es el enfermero del lugar. Él es el responsable de garantizar la potabilidad del agua y él es el que ha conseguido colocar un dosificador de cloro en la pared interior del pozo. Le costó mucho convencer al intendente y, precisamente por eso, está eufórico por su aportación a la comunidad.
Hasta el perro de Esteban Lua está contento, pues cumple muy bien el mandato de ahuyentar a todo animal de cuatro patas que confunde el pozo con el abrevadero que han ubicado a unos metros. Los visitantes del pozo se lo agradecen y le dispensan buen trato.
Como se ve es un pozo especial, tan singular que hasta él mismo es consciente de su peso en la comunidad. Por eso hace esfuerzos por atraer todo el líquido que circula por la capa freática circundante y dejar satisfechos a todos sus clientes. Si pudiera hablar pediría al intendente que colocara un rótulo que ensalzara su papel en la comunidad, por ejemplo, que dijera algo así como “Pozo de la Satisfacción”.
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