Los
dos amigos se intercambiaban confidencias.
-No
soy nadie en mi casa, me dicen que no tengo idea de gobernar una
casa.
-Y
a mí que no tengo criterio para lo doméstico.
-Hombre,
sinceramente no tanto como ellas, que hilan fino y están en todo.
-En
cuanto cruzo el umbral de la puerta hacia el trabajo, me siento
seguro.
-Y
yo, de verdad, siento que ya soy alguien.
-Joder,
que tú eres director general de la empresa.
-Y
tú entrenador del equipo nacional de gimnasia.
-Ya.
-Somos
la hostia.
Una
llamada de teléfono les interrumpe la conversación.
-Que
si me dices la camisa que has llevado puesta, que tengo que organizar
la colada.
-Blanca,
cariño.
Se
hace el silencio y ambos amigos se miran con un punto de resignación.
-Claro,
es el problema de la separación.
-¿Qué?
¿Os separáis?
-
¡Qué va! Que hay que separar lo claro de lo oscuro, lo...
-¡Ah!
Y
los dos amigos guardan silencio, clavando los ojos en las sendas
cervezas tostadas que tienen delante.
_____ o _____
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