Pablito
creció en Alcaudete con ideas muy prosaicas sobre los puntos
cardinales. Sabía que los tomates y limones de la huerta eran
mejores si se plantaban orientados al sur, que las lechugas y
pimientos debían estar al abrigo del norte, que las lluvias y
vientos del oeste causaban estragos en las cosechas y que las uvas
pronto se quedaban sin los rayos del sol en el este.
Así
que el día que tuvo que dejar la aldea en busca de mejores
oportunidades no dudó sobre la dirección a tomar. Se fue al sur.
Caminó tanto en busca del mundo perfecto que cambió de hemisferio,
de coordenadas y de sentido de las cosas, pues todo ocurría al revés
de lo que él pensaba.
Frustrado por la experiencia, volvió de mayor a la aldea y así contó su historia.
-En confianza, no hay en el mundo otro sitio como Alcaudete. Aquí se pueden plantar tomates con garantías -y añadió-. De verdad, el único sur de verdad es el de este pueblo.
Frustrado por la experiencia, volvió de mayor a la aldea y así contó su historia.
-En confianza, no hay en el mundo otro sitio como Alcaudete. Aquí se pueden plantar tomates con garantías -y añadió-. De verdad, el único sur de verdad es el de este pueblo.
_____ o _____