24 oct 2014

Record de santidad

Elena Poniatova, emprendió la carrera con decisión, se acercó al listón, giró el torso echándose hacia atrás y batió su pierna izquierda con una potencia prodigiosa que hizo que se elevara en el aire desafiando la fuerza de la gravedad. Ya arriba levantó sus piernas con un golpe seco de abdominales y flotó como una hoja otoñal en medio del bosque de gentes que contenían la respiración incrédulas ante lo que sus ojos veían. El descenso fue lento y gozoso, viendo como el temible listón permanecía a 2,50 m. del suelo, quieto y mudo ante semejante hazaña. La explosión de alegría de la atleta se confundió con la salva de aplausos y gritos de los espectadores que, incrédulos, se frotaban los ojos pensando que aquella mujer había superado limpiamente la marca masculina y femenina de salto de altura de todos los tiempos. 
Lo inaudito del caso era que la tal Elena Poniatova era en realidad sor Asunción del Alba, novicia en el convento de clausura del Carmen y que, como correspondía a su estado, iba vestida con el hábito de monja novicia de las Madres Carmelitas, sin concesiones a la coquetería ni a la funcionalidad que se presume en la vestimenta de una atleta. 
De inmediato se inició el proceso de canonización en vida, de quien siendo una simple mortal fue capaz de ascender a los cielos con tanta facilidad. Alabado sean los dioses del Olimpo.
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