El
marido le resultaba ya tan cargante que al final lo hizo.
Humedeció
ligeramente el enchufe del baño y el diferencial
eléctrico
saltó sin más, dejando la casa a oscuras.
-Cariño,
se ha ido la luz -gritó antes de dar a la bomba del WC y así
apagar la retahíla de improperios que llegaba del salón.
El
marido, sin televisión y sin partido que ver, hizo tres intentos de
subir la palanca en el diferencial y, al final, desesperado por ver
si el campeón del mundo era Argentina o Alemania, salió en
pantuflas y pijama al bar más cercano. Mientras, la esposa malvada
tomó un secador y dejó el enchufe en condiciones, lo que le
permitió seguir su programa favorito en la televisión.
-¡Jesús!
Lo que hay que hacer con este egoístón -dijo en voz alta-. ¡Que
dios me perdone!
____ o ____