13 jun 2014

Brusco despertar en el ejército

La bala dormía tranquilamente en su alojamiento del fusil cuando notó que movían el arma con determinación. Al poco sintió un profundo aguijonazo en el pistón de su base que le hizo arder de dolor. Sin más se le inflamaron las entrañas, se vio separada de la vaina y empujada bruscamente hacia el exterior, sin que nadie le pidiera opinión. Recorrió en milésimas de segundo un largo cañón con rayas en espiral, salió al mundo girando sobre su eje como una loca y siguió una trayectoria larga y cada vez menos recta, hasta que perdió fuerza, ganó en peso y cayó al suelo, justo encima de una, con perdón, mierda de vaca. Como sólo sentía calor y silencio a su alrededor, se puso a pensar en su triste vida en el ejército.
-Decía el lema de la fábrica donde nací algo así como “Tecum hostes debelamus” -y de muy dentro le salió una queja en voz alta-. ¡Conmigo no han destruido un ejército más que de moscas!
-Pobre -decía la vaca autora de la improvisada tumba del proyectil que permanecía escondida tras unas rocas-. Si esto es sólo un campo de entreteni..., perdón, entrenamiento para reclutas con mala puntería...
______ o _____

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