13 jun 2025

Profecías que joden, con perdón

Juan Sin Miedo, el del cuento de los hermanos Grimm no, otro con el mismo alias, estaba muy contento con su salud a la altura de los 70 años. Disfruto de un estado físico mejor que el de mis amigos, se decía. Su autoestima creció en proporción cuando llegó a los 80. Y entró en los 90 eufórico, a pesar de algún pequeño percance. Pero él tenía un cortocircuito preparado, porque se había puesto una frontera: A 100 ya no llego. Y se equivocó. Se hizo centenario y con apenas dificultad hacía una vida autónoma, en plenitud física y sin dependencia alguna. Pero le pudo la vanidad y la prensa, donde su presencia mediática era un tema recurrente. ¿Por qué no haces la maratón? Y le retaban con frases como que el centenario Fauja Singh, nacido en Punjab en 2011, batió el récord en menos de 6 horas, pero como nunca presentó un certificado de nacimiento hoy no está homologado. ¿Por qué no lo intentas tú? Tienes certificado legal, ¿no? Y se animó. Eligieron la famosa prueba de Londres y entre la parafernalia mediática y la ansiedad empezó el trote de Juan Sin Miedo. Cuando iba ya cubriendo la distancia, con el cronómetro por encima de las 7 horas y a 100 m. de la meta, con el récord prácticamente conseguido, se desplomó. De allí lo sacaron directamente en ataúd. Se cumplió, por fin su vaticinio: A cien ya no llego.
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